miércoles, 27 de julio de 2011

A ORULA NO SE LE ENGAÑA

Se vivía un tiempo de mucha escasez y los orishas no contaban con los alimentos suficientes. Sin embargo, Orula vivía holgadamente, pues los aleyos que consultaba le proveían de adié, akukó, eyelé y otros muchos animales.

Shangó, Ogún y Ochosi celebraron una reunión y acordaron proponerle un pacto a Orula. Ellos saldrían a cazar y compartirían con el viejo el resultado de su trabajo, así no les faltaría el sustento diario. Orula aceptó gustoso.

Al otro día salieron al monte. Ogún, que había salido primero, encontró un chivo, pero como esperaba encontrar otras piezas y era mucha su hambre, se lo comió.

Siguiéndole los pasos, venía Ochosi que pudo capturar una jutía e hizo otro tanto, con la esperanza de que siendo como era, un gran cazador, conseguiría algo más.

El último era Shangó que, a duras penas, cazó un ratón y se lo guardó en el bolsillo.

Por supuesto que cuando llegaron a casa de Orula, el único que pudo rendir cuentas de su cacería fue Shangó. Ogún y Ochosi dijeron que no habían podido conseguir nada.

Entonces Orula sacó una canasta y les amenazó:

–Arrójenlo todo aquí.

Y los dos vomitaron lo que habían comido.

QUIEREN TRAICIONAR A ORULA

A Orula lo mandaron a buscar de un pueblo donde querían matarlo, pero el sabio se había registrado y el oráculo le indicó que antes de hacer algo debía pilar ñame, por lo que tomó su pilón y marchó al pueblo donde lo esperaban para hacer un itá.

Antes de comenzar, Orula pidió que le trajeran un ñame, colocó su pilón sobre la estera y comenzó a machacar. A poco de estar golpeando vio como la estera se manchaba de sangre, quiso averiguar qué sucedía y cuál no sería su sorpresa cuando al levantarla descubrió una serpiente que le habían colocado debajo para que lo matara en cuanto él se sentara.

OSAIN

Hace mucho tiempo un hombre que era cojo, manco y tuerto, pero también poseedor de los secretos de las plantas, sus usos y aplicaciones, así como del lenguaje de todos los pájaros y los animales del monte, vivía en la tierra de los congos.

Su hogar era humilde, y a pesar de que todos le consultaban en busca de remedios para sus males o de alguno de los encantamientos para resolver sus situaciones personales, le pagaban muy poco, por lo que pasaba hambre y sufría todo tipo de privaciones.

Enterado Orula de la existencia del sabio, ideó incursionar en los tupidos bosques del Congo para encontrarlo. Muchos días caminó el adivino por debajo de inmensos y centenarios árboles que parecían desafiar al cielo con su grandeza.

Al fin, una mañana divisó una choza y se encaminó hacia ella para ver si obtenía algo de comer. Un hombre lisiado y con una voz gangosa, abrió la puerta y lo invitó a pasar, le brindó algunas viandas y un poco de café.

Cuando la vista del adivino se acostumbró a la semipenumbra de aquel lugar pudo divisar cazuelas y calderos llenos de palos y también güiros que colgaban del techo, adornados con plumas de las más diversas aves, ya no le cupo la menor duda: aquel sujeto era el brujo que él estaba buscando.

Hablaron largamente, Orula no podía esconder su enfado por las condiciones miserables en que se encontraba el sabio. Le propuso entonces que fuera a vivir con él en la ciudad de Ifé, donde había grandes palacios, calles entabladas y donde podrían, con sus conocimientos ayudar a la humanidad.

Osain consintió y le confesó que desde hacía mucho tiempo tenía pensado abandonar aquel sitio pero no había encontrado antes la oportunidad. Desde entonces Osain vivió con Orula, tuvo ropas limpias, comida abundante y fue muy feliz.

EL TESORO DE IROSO

Había un hombre que se encontraba muy mal de situación. Por donde quiera que metía la cabeza todo le salía mal. Un día decidió ir a ver a Orula para que lo registrara. El adivino le dijo que su desgracia venía por su propia cabeza, que había sido malagradecido y por eso ahora tenía a la Muerte atrás. Para salvarlo le indicó hacer rogación con una lata de epó, dos gallinas, dos pollos y la ropa que llevaba puesta, y luego ponerla al pie de un árbol seco. Cuando hiciera esto sentiría un ruido muy grande pero que no se asustara y mirara a ver por qué se había producido.

Mucho sacrificio tuvo que hacer el hombre para obtener las cosas necesarias para el ebó, pero al fin lo hizo. Buscando un árbol seco para depositarlo, llegó al jardín de un castillo en ruinas, donde encontró el lugar apropiado. No más viró la espalda y un ruido estremecedor le hizo correr, pero recordando las palabras del sabio regresó al lugar.

Al pie de un muro recién caído encontró un gran tesoro, propiedad del antiguo dueño del lugar y que nadie había podido descubrir.

Cuando la fortuna sustituyó a la miseria, el hombre se tornó vanidoso y olvidó a Orula, así como a todos los que lo habían ayudado, por su felicidad duró poco, pues volvió a quedar en la pobreza, ahora para siempre

LA INFIDELIDAD DE OSHÚN

Orula estaba casado con Yemayá, pero en una ocasión que se encontraba en el campo buscando alguno de los ingredientes que necesitaba para trabajar su Ifá, se encontró con Oshún.

La hermosa mujer ejerció sobre él un hechizo fulminante. Tras un rato de conversación, el adivino la invitó a hacer el amor a lo que la mujer accedió gustosa.

–¿,Dónde vamos a ir? –dijo Oshún con su voz dulcísima que envolvía a Orula–. Aquí nos pueden ver.

Caminando, encontraron un pozo cuyo brocal estaba cubierto por un calabazar muy tupido y el hombre decidió que aquél era el lugar más apropiado.

Yemayá, que había salido al campo en busca de provisiones para su hogar, pasó por allí cerca, vio aquellas apetitosas calabazas y se acercó a tomar algunas. Oyó voces y comenzó a buscar de dónde provenían.

No tardó mucho la dueña de los océanos en descubrir la infidelidad que estaba cometiendo su marido dentro de aquel pozo oculto.

–Oshún –dijo Yemayá indignada–, ¿tú que eres mi hermana?

La noticia corrió como pólvora. Todos los orishas supieron de la aventura del viejo Orula con su cuñada.

Oshún, avergonzada, sufrió tanta pena que nunca más probó una calabaza para no recordar aquel incidente.

LA JOYA ROBADA

Había un ciego que todos los días cantaba ante el rey y aunque este le hacía regalos seguía pidiendo limosnas, pues decía que mientras su Ángel de la Guarda no lo traicionara, no había rey que pudiera hacer nada contra él.

Un sirviente del palacio que lo oyó, como sentía gran envidia del mendigo, fue a ver al rey y le contó lo que había escuchado.

Al día siguiente cuando el ciego terminó de cantar, el rey le pidió que le guardara un collar de corales, por lo que el primero fue directo a su casa donde guardó la prenda en lugar seguro.

El envidioso que lo vigilaba, aprovechó la primera ocasión en que la casa estuvo sola y robó el collar, para, más tarde arrojarlo al mar. Luego incitó al rey a preguntar por la prenda guardada. El ciego se dirigió al escondite y lo encontró vacío, se sintió tan aturdido que marchó para casa de Orula, quien le indicó que hiciera rogación con el pargo más grande que encontrara en el mercado.

Cuando terminó la rogación, abrió el pescado y halló en su interior el collar desaparecido, por lo que se apresuró a mostrárselo al rey

LOS GATOS Y LOS RATONES

Los ratones eran vagos, se pasaban el día tomando otí y también les gustaba robar. Para ello, se introducían en las casas ajenas por túneles que cavaban con sus poderosos dientes y se llevaban todo lo que podían, mordían las frutas y los vegetales, echaban a perder las cosechas, saqueaban los graneros, eran despreciables depredadores.

Un día Orula llegó a la tierra de los ratones y cuando se enteró de lo que allí sucedía se escandalizó. Les dijo que aquella situación había que cambiarla de inmediato, que cada cual debía vivir de su trabajo y si no lo hacían tendrían un merecido castigo.

Los ratones se fueron concentrando alrededor de Orula y en la medida que el sabio hablaba, aumentaba su descontento. La situación llegó al extremo, se amotinaron contra el anciano y comenzaron a arrojarle todo lo que encontraban a su paso.

Orula fue reculando ante la embestida de aquellos ignorantes, cuando llegó a la orilla del mar, los ratones lo empujaron y cayó al agua, con tan buena suerte que pudo asirse a un madero y llegar a otro pueblo habitado por los gatos.

Estos eran muy limpios y velaban día y noche para que los ladrones no entraran en su ciudad. Oyeron en silencio lo que les contó el sabio Orula y cuando este terminó, sentían tanto desprecio que decidieron atacar de inmediato el pueblo de los ratones.

Cuando los roedores se vieron invadidos por los gatos quisieron escapar, pero ya era tarde, los felinos penetraron en el pueblo y se los comieron a todos. Desde entonces los gatos no han cesado de cazar a los ratones

ORULA CONQUISTA A OSHUN

La muchacha más linda de la región era Yeyé. Todos le decían: “Cásate conmigo”, pero no respondía, se sonreía y caminaba con esa gracia en las caderas que sólo ella tiene. Era tal el acoso, que su madre le dijo un día a los enamorados: “Mi hija tiene un nombre secreto que nadie conoce. El que lo averigüe, será su esposo.”

Uno de los enamorados era Orula u Orunmila, el dios de los oráculos. En esta oportunidad él no podía averiguar cómo se llamaba la linda muchacha. Entonces le pidió ayuda a Eleguá y le dijo: “Averigua el nombre de la muchacha que tiene rotos los corazones de los hombres. Sólo tú, que eres tan hábil, puedes conseguirlo.”

Disfrazado unas veces de viejo, otras de niño y hasta fingiéndose dormido, Eleguá estaba siempre cerca de la casa de Oshún, procurando averiguar cuál era el nombre. Como la paciencia tiene su recompensa, un día la madre, que jamás decía el nombre en voz alta, la llamó diciéndole: “Ven acá, Oshún.” Eleguá oyó el nombre y se dijo: “Oshún es su nombre secreto.”

Sin pérdida de tiempo, se reunió con Orúnmila y le contó lo que había sucedido. Aquel, que ya por esa época era un babalawo muy respetado, fue a donde estaba la madre de la muchacha y cuando estuvo reunido con las dos, dijo: “Vas a ser mi esposa, porque sé tu nombre: te llamas Oshún

LA IRA DE SHANGÓ

Osogbo no quiso darle un abó a Shangó para que mejorara su suerte. Shangó, cansado de la desobediencia de este, le lanzó un rayo y le quemó la casa.

La suerte de Osogbo cada día era peor. Vivía por los parques y no tenía qué comer. Un día se encontró con Orula que le dijo: “Ve por casa a verme.”

Orula le hizo un registro con su tablero a Osogbo y le mandó que hiciera rogación con un akukó para Eleguá, cuatro eyelé funfun, y lo que había podido rescatar del incendio.

Osogbo lo hizo todo, y pudo aplacar la ira de Shangó

EL ANCIANO ESTAFADOR

Shangó se dirigía en su caballo hacia un pueblo que no había visitado jamás y donde nadie lo conocía. El corcel iba a galope tendido y la capa roja del orisha flotaba dándole al jinete su inconfundible aire de gran señor, de rey de reyes.

Ya adentrado en su itinerario, encontró a un pobre ciego que caminaba con mucha dificultad en dirección al mismo lugar.

–¿Vas al pueblo, arugbo? –la voz tronó en los oídos del anciano.

–Sí, hijo –contestó el ciego.

–Dame tu mano que te subiré a mi caballo –le dijo el rey, cuyo buen corazón se había conmovido al contemplar al desvalido. Shangó montó al hombre en la grupa, así viajaron un largo rato hasta llegar al lugar deseado.

–Aquí te voy a dejar –dijo Shangó mientras lo ayudaba a bajar en la calle principal del pueblo.

–¡Auxilio! –gritó el ciego tan pronto puso un pie en tierra. –¡Auxilio! Me quieren robar mi caballo –repetía a toda voz.

Los habitantes del lugar se arremolinaron alrededor de ambos y la justicia no tardó en llegar.

–Yo recogí a este hombre en el camino y ahora me quiere robar el caballo –explicaba el ciego a los presentes, que ya comenzaban a mirar a Shangó con mala cara.

–¿Tienes algo que decir? –le preguntó uno de los soldados que acababa de llegar.

–Bueno, si él dice que la cabalgadura le pertenece, yo creo que debería saber si es un caballo o una yegua.

–¿Qué tú respondes, anciano? –preguntó otro soldado.

El ciego cogido de sorpresa por la pregunta que le hiciera el orisha y pensando que nadie lo vería, tendió su mano buscando los genitales de la bestia para saber si era hembra o macho. Los presentes se echaron a reír y los soldados le devolvieron el caballo a su dueño, no sin antes regañar con toda severidad al ciego mentiroso

EL ANCIANO ESTAFADOR

Shangó se dirigía en su caballo hacia un pueblo que no había visitado jamás y donde nadie lo conocía. El corcel iba a galope tendido y la capa roja del orisha flotaba dándole al jinete su inconfundible aire de gran señor, de rey de reyes.

Ya adentrado en su itinerario, encontró a un pobre ciego que caminaba con mucha dificultad en dirección al mismo lugar.

–¿Vas al pueblo, arugbo? –la voz tronó en los oídos del anciano.

–Sí, hijo –contestó el ciego.

–Dame tu mano que te subiré a mi caballo –le dijo el rey, cuyo buen corazón se había conmovido al contemplar al desvalido. Shangó montó al hombre en la grupa, así viajaron un largo rato hasta llegar al lugar deseado.

–Aquí te voy a dejar –dijo Shangó mientras lo ayudaba a bajar en la calle principal del pueblo.

–¡Auxilio! –gritó el ciego tan pronto puso un pie en tierra. –¡Auxilio! Me quieren robar mi caballo –repetía a toda voz.

Los habitantes del lugar se arremolinaron alrededor de ambos y la justicia no tardó en llegar.

–Yo recogí a este hombre en el camino y ahora me quiere robar el caballo –explicaba el ciego a los presentes, que ya comenzaban a mirar a Shangó con mala cara.

–¿Tienes algo que decir? –le preguntó uno de los soldados que acababa de llegar.

–Bueno, si él dice que la cabalgadura le pertenece, yo creo que debería saber si es un caballo o una yegua.

–¿Qué tú respondes, anciano? –preguntó otro soldado.

El ciego cogido de sorpresa por la pregunta que le hiciera el orisha y pensando que nadie lo vería, tendió su mano buscando los genitales de la bestia para saber si era hembra o macho. Los presentes se echaron a reír y los soldados le devolvieron el caballo a su dueño, no sin antes regañar con toda severidad al ciego mentiroso

EL DISFRAZ DE SHANGÓ

Shangó llegó a un pueblo y después de alquilar una casa izó su bandera roja y blanca tan alta como la del rey de aquel lugar.

Al rato llegaron los soldados indagando por el dueño de la casa. Como Shangó era el único que vivía allí y no negó que esa era su bandera, se lo llevaron preso.

Ya en la prisión, se presentó la hija del rey, que se había enamorado de él cuando lo vio en la calle, pues era un hombre muy apuesto.

La muchacha le propuso intercambiar sus ropas para que pudiera huir de la cárcel. Así lo hicieron y Shangó salió primero disfrazado de mujer.

Mas cuando la hija del rey quiso abandonar la prisión, los soldados, no repararon que se trataba de una mujer con las ropas rojas de Shangó y la mataron

LA LLUVIA DE ORO

Aquel año hubo una gran sequía. Un campesino que se encontraba muy triste porque había gastado sus pocos ahorros para dar de comer a sus hijos, se encontró con Shangó.

–No te preocupes, que mañana va a llover –le dijo el orisha del rayo y el trueno–, pero debes procurar por todos los medios no mojarte, que yo te garantizo una suerte grande.

Efectivamente, al despuntar el día siguiente comenzó a llover. El pobre campesino olvidó la advertencia que le había hecho Shangó, se puso tan contento que salió corriendo de su casa y esa fue la causa de su muerte, pues estaban lloviendo monedas de oro.

SHANGÓ CONOCE A SU MADRE

Corriendo una de sus múltiples aventuras, Shangó llegó a un pueblo donde reinaba una mujer. El hechizo que ejerció sobre el dueño del trueno no se hizo esperar, por lo que comenzó a cortejarla de inmediato.

A los pocos días, en un güemilere, el orisha, que no perdía ni pie ni pisada a la hermosa soberana, le insistió para que lo llevara a su palacio.

–Ves ese azul allá lejos –dijo la mujer señalándole para el mar–, es mi casa.

Shangó accedió a acompañarla y ambos caminaron hasta la playa donde la mujer lo invitó a montar en su bote. Comenzó a remar y la embarcación se alejó rápidamente de la orilla.

–Ya no se ve la costa –dijo Shangó algo asustado.

Ella se tiró al agua y una enorme ola viró el bote. Shangó, desesperado, se aferraba a la embarcación mientras profería gritos de terror.

–Te voy a ayudar –dijo la reina al volver a la superficie–, pero tienes que respetar a tu iyá.

–Yo no sabía que usted era mi madre –respondió Shangó–, kofiadenu iyá.

–Obatalá te trajo al mundo pero yo fui quien te crió –dijo Yemayá, la hermosa reina que Shangó no había podido identificar.

OGBESÁ

Ogbesá era un hombre reputado por su rectitud, buen carácter y espíritu de solidaridad con los demás. El rey, que estaba envidioso de su reputación, ideó una manera de avergonzarlo. Fue así que se le ocurrió organizar un torneo en su palacio y conceder tres premios a los ganadores. Como sabía que Ogbesá no tenía caballo, pensó que no podría competir y la gente se olvidaría de sus virtudes con la noticia de los triunfadores.

El día señalado para el torneo, Ogbesá, estaba muy triste, se fue a orillas del mar y allí se puso a comer un pedazo de pan. Como vio unos patos, se le ocurrió arrojarles unas migajas de su pan y entonces llegó Yemayá, quien al verlo tan triste y a la vez tan noble con sus animales preferidos le preguntó qué le pasaba. Ogbesá le contó y la dueña del mar le dio un caballito para que fuera al torneo. Por el camino el caballito fue creciendo.

Ogbesá llegó a tiempo al torneo y de los tres premios obtuvo dos. El rey envidioso, tuvo que reconocer la superioridad de su súbdito y le hizo moforibale

GALLO

Gallo era muy presumido y alardeaba demasiado de su potencia sexual. Un día tuvo que salir de su pueblo en busca de trabajo porque todo le iba muy mal, ya que una gran sequía azotaba la zona. Se encontró con Shangó, su viejo amigo, que le preguntó:

–¿Cómo van las cosas por tu pueblo?

–Aquello es magnífico –contestó Gallo–, las mujeres paren hasta cuatro veces al año, los árboles dan unos frutos inmensos, los animales engordan cada día. Hasta corre un río de dinero por las calles.

Shangó, que sabía perfectamente lo que sucedía en el pueblo y había querido poner a prueba la lealtad y sinceridad de su amigo, contestó:

–Eres un gran mentiroso. Te condeno a que nunca más sientas placer con tus mujeres.

Gallo continuó montando a las gallinas, pero como lo habían castigado, no experimentaba ninguna sensación agradable, aunque lo hacía una y otra vez, esperando quizás un perdón que nunca llegó.

OGBEROSO EL CAZADOR

Ogberoso siempre andaba por el monte de cacería, en compañía de un amigo. Como su puntería era mejor cada día, aumentaba la cantidad y calidad de las piezas capturadas. Al amigo se le despertó la envidia.

Un día, aprovechando su confianza, le echó unos polvos en la cara, lo dejó ciego y luego lo abandonó en la espesura del monte.

Ogberoso anduvo vagando de un lado para otro, tropezando con las raíces de los árboles y los troncos caídos, rodando por la tierra y el fango, hasta que pudo irse acostumbrando a caminar en la maleza.

Cansado, se sentó bajo un árbol. Como conocía el lenguaje de los pájaros, oyó dos aves que conversaban animadamente sobre las virtudes de ciertas plantas.

Interesado el cazador, ahora ciego, en la charla de los animales escuchó cómo una de ellas hablaba sobre cierta hierba que era buena para la ceguera y otra que curaba las hemorroides.

A tientas, entre los altos matorrales del monte, Ogberoso, que era muy conocedor de la naturaleza, pudo identificar la planta que, según los pájaros, era buena para su mal.

Exprimió la planta sobre sus ojos y poco a poco fue recobrando la visión. Luego buscó la que era buena para curar las hemorroides, la puso en su cartera y partió de allí.

Sin saberlo, se había alejado mucho del pueblo en que vivía, por lo que siguió caminando por el primer trillo que encontró.

Al fin, llegó a un pueblo desconocido para él. Allí escuchó que el rey tenía un padecimiento que nadie le había podido curar.

Cuando el cazador supo que el padecimiento del rey era de hemorroides, se presentó en palacio y le dijo que tenía la cura para su enfermedad. El rey quedó muy agradecido y de aquí le vino a Ogberoso su suerte.

MALÉ, EL ARCOIRIS

Orunla tenía una estancia y Malé, que bajaba todas las noches del cielo por una soga, se comía toda la cosecha. Enterado Orunla hizo ebó con una botella de otí, comida de todo tipo y un machete. La llevó a su finca, vino Malé, vio aquello, y comió y bebió hasta que se cansó; reposó un poquito con el propósito de irse enseguida, pero se quedó dormido. Orula aprovechó y cortó la soga con el machete. Cuando Malé despertó, ya era de día; entonces le dirigió súplicas al cielo pidiendo perdón pero ya era tarde. Desde entonces Malé, el arcoiris, está en la Tierra.

IBORÚ, IBOYÁ, IBOCHICHÉ

Olofin había llamado uno a uno a los babalawos para preguntarles dos cosas. Como ninguno le había adivinado lo que él quería, los fue apresando y afirmó que si no eran capaces de adivinar, los iba pasar a todos por las armas.

El último que mandó a llamar fue a Orula, el que enseguida se puso en marcha, sin saber qué estaba sucediendo.

En el camino Orula se encontró con una muchacha que estaba cortando leña y le preguntó cómo se llamaba, a lo que ella le contestó que Iború. La muchacha le dijo a Orula que lo importante era ver parir la cepa de plátano. Orula le regaló una adié y owó.

Más adelante Orula dio con otra muchacha que estaba lavando en el río la que dijo llamarse Iboyá, y le contó que Olofin tenía presa a mucha gente. Orula la obsequió con los mismos regalos que a la anterior.

Por último, Orula encontró en el camino hacia casa de Olofin, a muchacha llamada Ibochiché y ella le contó que Olofin quería casar a su hija. También le dio una adié y owo.

Cuando llegó al palacio, Olofin le dijo que lo había llamado para que él le adivinara unas cosas.

–¿Qué tengo en ese cuarto? –preguntó Olofin.

–Tienes una mata de plátano que está pariendo –contestó
–¿Y qué yo quiero que tú me adivines?

–Que quieres casar a tu hija y por no adivinarte tienes prisioneros a mis hijos.

Olofin sorprendido mandó a soltar a los babalawos presos y gratificó a Orula.

Cuando el sabio se iba, Olofin le dijo: “mogdupué”. Y Orula repuso que desde aquel día él prefería que le dijera: “Iború, Iboyá, Ibochiché.”

ORULA ESTABA MUY POBRE

Cuentan que en una oportunidad Orula sólo tenía unos centavos en el bolsillo y no le alcanzaba ni para darle de comer a sus hijos. Compró unos ekó que repartió entre los muchachos y salió de la casa comiéndose uno y caminando lentamente, tan lento como su tristeza.

Ya cerca del árbol que había escogido para suicidarse, el sabio tiró al piso las hojas que envolvían el dulce que se había comido. Colgó una soga de las ramas del árbol y entonces oyó que un pájaro le decía:

–Orula, mira qué sucedió con las hojas que envolvían el ekó. El hombre volvió el rostro y pudo ver que otro babalawo se estaba comiendo los restos del dulce que permanecían adheridos a la envoltura que él botara al piso.

–Y sin embargo –agregó el pájaro–, no ha pensado quitarse la vida

ORULA SOMETE A IKÚ

El pueblo hablaba mal de Orula y le deseaba la muerte, pero Orula, que es adivino, se había visto la suerte en el tablero con sus dieciséis nueces y había decidido que tenía que hacer una ceremonia de rogación con un ñame, y luego, con los pelos de la vianda, untarse la cara. Fue por eso que cuando Ikú vino por primera vez preguntando por Orula, él mismo le dijo que allí no vivía ningún Orula y la Muerte se fue.

Ikú estuvo averiguando por los alrededores y se dio cuenta de que Orula lo había engañado, por lo que regresó con cualquier pretexto, para observarlo de cerca, hasta tener la certeza de que se trataba del sujeto que estaba buscando para llevarse.

Orula, cuando la vio regresar, ni corto ni perezoso, la invitó a comer y le sirvió una gran cena con abundante bebida.

Tanto comió y bebió Ikú, que cuando hubo concluido se quedó dormida. Fue la oportunidad que aprovechó Orula para robarle la mandarria con que Ikú mataba a la gente.

Al despertar, Ikú notó que le faltaba la mandarria. Al pensar que sin este instrumento ella no era nadie, le imploró a Qrula que se la devolviera.

Después de mucho llorar, Qrula le dijo que se la devolvería si prometía que no mataría a ninguno de sus hijos, a menos que él lo autorizara. Desde entonces la Muerte se cuida mucho de llevarse al que tiene puesto un idé de Orula.

OSHÚN Y ORULA

El rey mandó buscar a Orula, el babalawo más famoso de su comarca, pero el olúo se negó a ir. Así sucedió varias veces, hasta que un día Oshún se ofreció para ir a buscar al adivino.

Se apareció de visita en la casa del babalawo, y como de conversación en conversación se le hizo tarde, le pidió que la dejara dormir en su cama aquella noche.

Por la mañana, se despertó muy temprano y puso el ékuele y el iyefá en su pañuelo.
Cuando el babalawo se despertó y tomó el desayuno que le había preparado Oshún, ella le anunció que ya se tenía que marchar. Pero el hombre se había prendado de la hermosa mulata y consintió en acompañarla un trecho del camino.

Caminando y conversando con la seductora mujer, ambos llegaron a un río. Allí el babalawo le dijo que no podía continuar, pues cruzar debía consultar con el ékuele para saber si debía hacerlo o no. Entonces Qshún le enseñó lo que había traído en el pañuelo y el adivino, ya completamente convencido de que debía seguir a la diosa, pudo cruzar el río y llegar hasta el palacio del rey que lo esperaba impacientemente.

El rey, que desde hacía mucho estaba preocupado por las actividades de sus enemigos políticos, quería preguntar si habría guerra o no en su país, y en caso de haberla, quién sería el vencedor y cómo podría identificar a los que le eran leales.

El adivino tiró el ékuele y le dijo al rey que debía ofrendar dos eyelé y oú. Luego de limpiarlo con las palomas, fue a la torre más alta del palacio y regó el algodón en pequeños pedazos; finalmente le dijo que no tendría problemas, porque saldría victorioso de la guerra civil que se avecinaba, pero que debía fijarse en todos sus súbditos, pues aquellos que tenían algodón en la cabeza le eran fieles.

De esta manera Obegueño, que así se llamaba el rey, gobernó en aquel país hasta el día de su muerte

ORULA LE HACE TRAMPA A OLOFIN

Orula apostó con Olofin a que el maíz tostado paría. Olofin estaba seguro de que ello era imposible, por lo que aceptó la apuesta en el convencimiento de que la ganaría. Pero Orula llamó a Eleguá y a Shangó y se puso de acuerdo con ellos para ganarle la apuesta a Olofin.

El día acordado, Orula acudió con un saco de maíz tostado y lo sembró en el terreno escogido por Olofin. Después, ambos se fueron para el palacio de Olofin a esperar el tiempo necesario. Esa noche Shangó hizo tronar en el cielo y ayudado por la luz de los relámpagos, Eleguá cambió todos los granos por otros en perfecto estado.

Pasaron los días y una mañana Olofin le dijo a Orula que irían a ver si su dichoso maíz tostado había parido o no. Como ya los granos que Eleguá había puesto comenzaban a germinar, Olofin se quedó muy sorprendido y tuvo que pagarle lo apostado a Orula, el que luego, en secreto, lo compartió con Shangó y Eleguá.

LA LETRA DEL AÑO

Olofin mandó a buscar a los Orishas para la ceremonia de apertura del año y todos asistieron elegantemente vestidos. Orula, que llegó último, fue en ropa de trabajo y con cuatro ñames en la mano, lo que ocasionó burlas y comentarios. La letra que salió decía que iba a faltar la comida, pero como estaban en holganza económica se olvidaron de la advertencia y comenzaron a gastar sin preocupación. Al final, tuvieron que pedirle comida a Orula, que fue el único previsor, ya que sembró los ñames y tuvo comida todo

LOS ORISHAS

Los Yorubas nombraron, identificaron y deificaron a las energías de la naturaleza y las llamaron Orishas, sin embargo, no obstante su diversidad de deidades, se puede considerar como una religión monoteísta, ya que consideran a Olodumare como Dios único y omnipotente. El panteón Yoruba cuenta con 401 deidades diferentes. La complejidad de su cosmología ha llevado a los estudiosos occidentales a comparar la sociedad Yoruba con la Grecia Antigua, sin embargo, existe una gran diferencia debido a que en la religión greco-latina su deidad principal tenía características afines con el Shango Yoruba, que no llega a ser el Dios supremo.

El Dios supremo Yoruba, Olodumare u Olorun no posee un sacerdocio organizado o templos en su honor, aunque se le invoca y se le pide su bendición. La religión Yoruba afirma que cuando una persona muere, su alma entra en el reino de los antepasados desde donde, estos continúan teniendo influencia sobre la tierra. Es por ello que el culto a los antepasados (eggun) juega un papel importante en la religión Yoruba. Algunos Orishas importantes son Eshu, quien rige el destino; Shango, el dios de trueno; y Oggun, el dios de hierro y la tecnología moderna.

La religión Yoruba varía significativamente de un reino a otro; la misma deidad puede ser masculina en un pueblo y femenina en el próximo, es por ello que las mismas deidades tienen varios caminos, de acuerdo a como se veneren, aunque al final sus características esenciales son las mismas, de esta forma puede darse el caso que las características de dos dioses pueden ser incluidas en una sola deidad. En resumen, no obstante la multiplicidad de deidades, se considera que la religión Yoruba es una religión monoteísta con un solo dios creador omnipotente que gobierna todo el universo, junto con varios centenares de deidades menores, cada una con un poder específico.

Debido a que los esclavos africanos venidos a América no podían ejercer libremente su religión, escondieron bajo la multiplicidad santoral católica sus Dioses africanos de acuerdo a una relación donde se buscaban características afines entre los mismos. Esto dio lugar a un sincretismo en la diáspora Yoruba, donde en la actualidad la misma deidad africana puede ser llamada indistintamente por su nombre africano o católico, un ejemplo de ello es Shango o Santa Bárbara. A continuación un listado con los nombres de los Orishas en la religión Yoruba afrocubana.

1. Agayu. San Cristóbal.

2. Aguena. Santa filomena.

3. Babalu-aye. San Lázaro.

4. Shango. Santa bárbara.

5. Dada(obañeñe). San ramón nonato y nuestra señora del rosario.

6. Eledda. El ángel de la guarda.

7. Elefuro. La virgen del carmen.

8. Elegua- Eshu. El ánima sola, San Antonio de padua, San benito de palermo y el santo niño de atocha.

9. Elle cosun. Santa lucía.

10. Ibeyis o jimaguas. San cosme y San damián.

11. Igui. San lucas.

12. Inle. San rafael y San roque.

13. Iroko. La purísima concepción.

14. Nana buruku. Santa ana y la Virgen del camino.

15. Oba nani. Santa catalina y Santa rita de casia.

16. Obbatala. Las mercedes, San josé obrero, Jesús crucificado, Santa lucía, San joaquín, Santa eduvigis, el santísimo sacramento.

17. Obba moro. Jesús nazareno.

18. Oduduwa. El santísimo sacramento.

19. Oshosi. San norberto, San humberto.

20. Oshumare. San bartolomé.

21. Oshun. Caridad del cobre.

22. Oggun. San pedro, San juan, San pablo, San jorge, Santiago apóstol, San antonio abad.

23. Oggun chibiriki. San miguel arcángel.

24. Oke. San roberto.

25. Olofin. Jesucristo.

26. Olodumare. Gran poder de dios.

27. Olorun. Espíritu santo.

28. Olokun. La virgen de regla.

29. Olosi. Satanás.

30. Oguidai. San bartolomé.

31. Orisha oko. San isidro labrador.

32. Orula, Orunmila. San francisco de asís.

33. Osain. San antonio abad y San silvestre.

34. Oya. La Virgen de candelaria y la Virgen del carmen.

35. Osagriñan. San josé.

36. Osun. San juan bautista.

37. Inle. San julián.

38. Yemaya. La virgen de regla.

39. Yewa. Nuestra señora de los desamparados, nuestra señora de Montserrat, santa clara de asís y Santa rosa de lima.

PRECEPTOS DE LA RELIGIÓN YORUBA

•Tu relación con los demás es una de las ciencias de tu vida. Y tú necesitarás aprender esta ciencia de tu vida, para vivir en armonía en un mundo de comunicaciones interpersonales confusas, incompletas y demoradas, que te presentará en todo momento la necesidad de aprender a comunicarte con los demás.
•En tu relación personal con los demás, tú debes aprender a confiar en las personas. Y tú aprenderás a confiar, desconfiando en las personas.
•Relaciónate e interactúa con todas las personas, aceptando a todas las personas. Recordando que debes respetar a todas las personas.
•Aprende a respetar a todos, en pensamiento, en palabra y en acción.
•Aprende a respetar, incluso al hombre de corazón perverso, y también a tu enemigo.
•Enfrenta, combate y destruye lo que deba ser enfrentado, combatido y destruido en el camino de tu vida.
•Pero recordarás no ser irreverente, y no brindarle refugio a la soberbia. Porque tú no dejarás de respetar todo el tiempo, incluso a lo que debas enfrentar, combatir y destruir, en el camino de tu vida.
•No lo harás, para que los oOíshas no te retiren su apoyo, y para que la obra de tus manos siempre sea bendecida.
•Relaciónate con todos, con quienes son dignos, y con quienes no lo son.
•Relaciónate e interactúa con todos, porque todos necesitan de ti.
•Y porque aunque hoy no veas con claridad las razones, tú mismo o tú misma necesitas de todos.
•Considera que los demás han vivido experiencias diferentes a las tuyas.
•Que otros conocieron antes que tú, caminos que tú transitarás después.
•Considéralo, porque tú puedes aprender de la experiencia de otros, y aliviarás tu vida ahorrándote sinsabores, sufrimientos y fracasos, conociendo la experiencia de los demás.
•Estimula a los demás a continuar adelante. Y haciéndoles ver que son importantes.
•Reconóceles sus buenas acciones.
•Reconóceles su desempeño armonioso.
•Y reconoce públicamente los valores que encuentres.
•Porque haciéndolo, tú te conviertes en un factor catalizador efectivo de un desarrollo conveniente y armonioso en quienes te rodean, y en el mundo que con ellos compartes.
•Cuando en tu andar tropieces con el hombre inicuo, con el de malos pensamientos, con el de acciones perversas, no sea tu filosofía evadirle ni resistirle, sino enfrentarle.
•Dondequiera que te lleven tus pasos, lleva en tu mente, en la enseñanza de tus labios y en la obra de tus manos, el mensaje esperado de la solidaridad, ayudando a los demás de la manera que puedas, y de una manera efectiva.
•Conviértete desde hoy hasta la eternidad, en portavoz amable de un mensaje docente de fraternidad humana.
•Haz de tu relación con los demás un apostolado por la unión entre las personas, por la unidad de las personas, y por la dignidad de las personas.
•Tú has de seleccionar a quienes recibirán de tu boca, determinadas informaciones y revelaciones.
•No entregues secretos espirituales valiosos a quienes no están preparados para recibirlos.
•Porque ellos no apreciarán aunque lo intenten, el valor de lo que dices y el valor de lo que ofreces.
•No desperdicies personalmente un tiempo valioso que podrías ocupar de otra manera, ni obligues a otras personas a emplear su tiempo en algo que no les interesa, porque no es parte de sus prioridades.
•En tu relación con los demás, respeta a quienes se abstienen, aunque no entiendas ni apruebes su camino.
•Porque muchas personas se abstienen porque están inseguras, o porque desconocen.
•Y porque, aún cuando no tengan una razón que lo justifique, es su derecho decidir como deciden.
•Cuando tú te permites juzgar a otros, estás autorizando al Universo a que te juzgue.
•Y el Universo, sin falta un día lo hará. Porque Orísha no olvida. Y porque todo queda escrito en la memoria de Ifá.
•Por eso hoy yo te mando a que aprendas a juzgar a los demás.
•Aprender a juzgar a los demás, será para ti un desafío de inteligencia, de prudencia, de justicia y equidad.
•Tu capacidad para juzgar a los demás, será para ti una prueba indicadora de tu propio equilibrio y de tu madurez personal.
•Y no olvidarás que, así como juzgues, tú serás juzgado, tú serás juzgada. Porque lo que envíes, ciertamente a ti regresará.
•Y te esforzarás haciendo por los demás y tratando a los demás, tan justamente como quisieras que ellos procediesen contigo. Porque lo que envíes desde ti, recuérdalo, a ti regresará. Porque Orísha no olvida. Y porque todo queda escrito en la memoria de ifa

HISTORIA DEL PUEBLO YORUBA

El pueblo Yoruba, del cual hay en la actualidad más de 25 millones, ocupa la esquina sur occidental de Nigeria, por todo el borde de Dahomey y se extiende hasta el mismo Dahomey. Al este y al norte, la cultura Yoruba llega a sus límites en el río Níger. Sin embargo, culturas ancestrales directamente relacionadas con los Yorubas florecieron al norte del Níger (Mapa). Los descubrimientos arqueológicos y los estudios genéticos señalan que los antepasados de los Yorubas pueden haber vivido en este territorio desde la prehistoria.Evidencias arqueológicas indican que una sociedad proto-Yoruba con altos niveles tecnológicos y artísticos, se encontraban viviendo al norte del Níger en el primer milenio de nuestra era, y ya tenían conocimiento del hierro.

La teología Ifa plantea que la creación de la humanidad aconteció en la sagrada ciudad de Ile-Ife, donde Oduduwa creó tierra firme del agua. Mucho tiempo después un número desconocido migró hacia Ile Ife. En este punto se sinergizaron los africanos orientales y occidentales. Algunas hipótesis, basadas en la similitud de las esculturas egipcias y las encontradas en la ciudad estado de Ife, señalan que los Yorubas pueden descender de los Oduduwa provenientes de Egipto y que estos fundaron los primeros reinos. Los Yorubas aun se denominan a sí mismos "Los hijos de Oduduwa".

Estas ciudades-estado Yoruba formaban parte de los más de 25 reinos, todos ellos centralizados. De todos ellos, es Ile-Ife, el reconocido universalmente como el más importante. Su fundación se cree que date del año 850. Su eterno rival, el reino de Oyo, al noroeste de Ife, se fundó aproximadamente hacia el 1350 DC. Los Oni (rey) de Ife y el Alafin de Oyo todavía son considerados como los reyes Yoruba y se les rinde respeto como tales en Nigeria. Otros reinos importantes eran Itsekiri, Ondo y Owo en el sureste, Ekiti e Ijesha al noroeste y el Egbado, Shabe, Ketu, Ijebu, y Awori en el suroeste

Los exploradores portugueses "descubrieron" las ciudades Yoruba y sus reinos en el siglo XV, pero ciudades tales como Ife y Benin, entre otras, han estado en el mismo sitio por cientos de años antes que los europeos llegaran.

El reino de Oyo se fundó con la ayuda de las armas portuguesas. A finales del 18 siglo se produce una guerra civil en la que uno de los bandos consigue el apoyo de los Fulani, quienes en el año 1830 se hacen con el control de todo el imperio Oyo. La invasión Fulani empujó a muchos Yoruba hacia el sur donde se fundaron los pueblos de Ibadan y Abeokuta. En 1888, con la ayuda de un mediador británico, Yorubas y Fulanis firman un acuerdo por el que los primeros recuperan el control sobre su tierra. En 1901 Yorubaland es colonizada oficialmente por el imperio británico, quienes establecen un sistema administrativo que mantiene gran parte de la estructura de gobierno Yoruba.

Durante todos estos años Ife mantuvo su importancia vital como una ciudad-estado sagrada, cuna de los Yorubas y base de su pensamiento religioso. Hasta hace poco tiempo, los Yorubas no se consideraron a sí mismos como una sola nación. Más bien se consideraban como ciudadanos de Oyo, Benin, Yagba, entre otras ciudades. Estas ciudades consideraban a los habitantes de Lagos y Owo, por ejemplo, como vecinos extranjeros. Los reinos Yorubas no solo guerrearon contra los Dahometanos, sino también entre sí. El nombre Yoruba fue aplicado a todas estas personas relacionadas lingüística y culturalmente por sus vecinos del norte, los Hausas.

Las típicas ciudades Yoruba antiguas, eran centros urbanos con granjas a su alrededor que se extendían por docenas de millas o más. Oyo y Benin fueron fundadas por reyes de Ife o sus descendientes. Benin obtuvo sus conocimientos rituales directamente de Ife, y el sistema religioso de adivinación Ifa se expandió desde Ife no solo a través de todo el territorio Yoruba, sino que alcanzó a todo el mundo. Un sistema de creencias Yoruba común dominaba la región desde el Níger, moviéndose hacia el este hasta el Golfo de Guinea en el sur.

No fue por accidente que la cultura Yoruba se expandiera a través del Atlántico hasta América. Cazadores de esclavos europeos capturaron violentamente a millones de africanos y los enviaron a su suerte en barcos negreros sobrecargados hacia América. Guerras de esclavización comenzadas desde el reino de Dahomey contra algunos de los reinos Yorubas, y similares guerras entre los mismos Yorubas, hicieron a estos prisioneros de guerra, esclavos disponibles para su transportación hacia América. Esclavos Yorubas fueron enviados a colonias inglesas, francesas, españolas y portuguesas en el nuevo mundo, y en una gran parte de estos lugares, las tradiciones Yorubas sobrevivieron con gran fuerza. En Cuba, Brasil, Haití y Trinidad, los ritos religiosos Yorubas, creencias, música y mitos se encuentran entronizados hasta nuestros días. En Haití los Yorubas fueron llamados Anagos. Actividades religiosas afro haitianas dieron un lugar de honor a los ritos y creencias Yorubas, su panteón incluye numerosas deidades de origen Yoruba.

La esclavitud en los Estados Unidos fue muy diferente a otras regiones colonizadas. El idioma y la cultura de estos cautivos fue cruelmente eliminada, donde los africanos recibían generalmente la pena de muerte por ejercer sus prácticas.

En Cuba, ocurrió un proceso de sincretización de la religión Yoruba con la católica, dando lugar a un nuevo sistema, conocido como Regla de Osha o Santería, que es el que con más fuerza se ha extendido a América Latina, Estados Unidos y Europa. Este resurgimiento en popularidad e interés de la adaptación de Yoruba e Ifa con el catolicismo, llegó a los Estados Unidos a través de los puertorriqueños en los 40's y los 50's (los cuales anteriormente lo habían recibido de Cuba) y luego en los 60's con el flujo de refugiados cubanos.

En Cuba, el panteón de las deidades Yorubas ha sobrevivido intacto, junto a un complejo de ritos, creencias, música, bailes y mitos de origen Yoruba.

RELIGION YORUBA Y SUS EGGUN

En las naciones pertenecientes al antiguo Imperio Yorùbá, tenían sociedades que centraban sus prácticas en el culto de Eggun (muerto), de fundamental importancia para las religiones procedentes de dicha cultura, pues como dicen en el sistema religioso Osha -Ifá, "Ikú Lobbi Osha" (de la muerte nace el Orisha), que suelen traducir como "el muerto parió al santo". Para el Yorùbá, el concepto de la muerte es bastante más amplio que el de otras religiones, para nosotros el ser humano esta formado fundamentalmente por tres elementos: Emí (espíritu), Orí (alma) y Ará (cuerpo). El Emí y el Orí conviven dentro del Ará separados, Orí es aquel que tiene el aprendizaje y la sabiduría de otras encarnaciones, que se mantiene cerrado a la conciencia de la persona hasta sus muerte, durante la iniciación religiosa a la persona se le realiza un corte que representa abrir un poco la Orí de la persona a otros conocimientos, el que siempre se haya dentro del Ará, en la región cercana a la hipófisis.

El Emí es aquel que nos permite el diálogo interno, el que almacena recuerdos de esta encarnación y el que da un paso al costado en nuestra conciencia cuando incorporamos o montamos el Orisha, saliendo del Ará. Cuando morimos, Emí y Orí se hacen uno y dejan el Ará que se transformará en Okú o cuerpo muerto y ambos siendo una sola energía esperarán el destino que les depara, si volver al Aiyé, o sea la Atùnwá (reencarnación ), si se convierten en Eggun (muerto) o si en Aragbá Orún (en camino al Orún), para posteriormente llegar al estado de Arà Orún (habitante del Orún). Las sociedades de culto a Eggun femenino, llamados Iyamí Agbá (mi gran madre), en su mayoría realizan un culto al Eggun colectivo, no individualizado, en el caso de la Sociedad Geledé esta energía que engloba al Eggun femenino es Iyamí Oxorongá, llamada también Iyá Nlá (madre que esta más allá). La Sociedad Geledé está compuesta exclusivamente por mujeres y solo ellas manipulan este inmenso poder de Iyamí Oxorongá. El temor que representa Iyamí en algunas regiones de Nigeria hace que los hombres de la región en sus fiestas, se vistan de mujeres, con mascaras femeninas y dancen en su honor para aplacar el enojo y establecer un equilibrio entre las fuerzas masculinas y femeninas. Esta sociedad no llegó con su culto a la Isla de Cuba.

La sociedad de culto al Eggun masculino, no individual, puesto que de forma individual no se conoce culto en Cuba, sino de forma generalizada, como en el caso de la Geledé es la Sociedad Secreta Oro, que se basa en el culto a una energía que representa el poder sobre los Egguns, a través de su capataz "Oro". En el caso de la sociedad Geledé, su culto prácticamente se halla extinto en África y en América nunca llegó a realizarse. El poder que le atribuyen a Iyami Oxorongá es tan grande que debe ser cuidadosamente controlado, a veces con la ayuda de la Sociedad Oro. Estas dos son las sociedades más importantes a Eggun, luego de estas se hallan las sociedades de Eggun individualizados, que son sociedades que se dedican a cultar a importantes personajes del ámbito religioso o familiar, estas son las "Sociedades Eggungún", donde se basa el culto a Eggun masculinos, que son los que se manifiestan (los femeninos no se manifiestan) y visten grandes trajes de telas de colores que les cubre desde la cabeza a los pies, este tipo de indumentaria en África recibe el nombre de Eku y en Bahía el nombre de Opá.

TU CARTA ASTRAL NATAL COMPLETA

CARTA NATAL COMPLETA:
La astrología es tan antigua como el tiempo medido; es un lenguaje de energía, y se podría definir como el sistema de psicología más antiguo que conocemos. C. G. Jung, uno de los fundadores de la psicología moderna, dijo: «La astrología incorpora la suma de todo el conocimiento psicológico de la antigüedad.» Aunque existen distintas escuelas astrológicas, todos los astrólogos están de acuerdo en que hay una conexión entre el cosmos y la Tierra, que existe una relación entre el momento del nacimiento de una persona y las posiciones del Sol, de la Luna y de los planetas en el firmamento.
Un análisis astrológico es comparable a un análisis psicológico, pero con la ventaja de emplear un método que se ha comprobado durante miles de años y que, en esencia, no ha cambiado desde sus inicios. No es un método especulativo, como la psicología moderna, que cambia con el tiempo según los cambios en la sociedad humana, sino un lenguaje cósmico que se refiere a la esencia de la naturaleza humana y que siempre permanece igual a pesar de las alteraciones que puedan experimentan las civilizaciones y culturas de nuestro planeta.
La carta astral es un mapa del cielo tal y como lo vería un recién nacido desde su cuna, excepto que también incluye la mitad invisible del cosmos que quedaría por debajo del horizonte. Simbólicamente, el círculo central del mapa representa la Tierra, donde nos encontramos nosotros. A nuestro alrededor, los doce signos del zodiaco forman una banda circular a lo largo de la eclíptica, ocupando cada uno un espacio fijo de 30 grados. Dentro de este espacio se mueven los planetas, pasando, a distintas velocidades, de un signo al siguiente en circuitos ininterrumpidos. La flecha hacia la izquierda representa el Ascendente que, simultáneamente, señala el signo que corresponde a la Casa 1. A partir de allí, el horóscopo se divide en doce segmentos, llamados casas, que corresponden a las diferentes esferas de la vida cotidiana.
La carta astral se puede también entender como un mapa de la situación kármica del alma. La ley universal del karma dicta que cada acción tiene su reacción, y los planetas pueden considerarse como las manos de un complejo reloj cósmico que nos indica «la hora kármica». Así pues, el horóscopo es una representación simbólica de la suma de nuestras actividades pasadas que forman la base de la existencia física y psíquica actual. Un análisis de la situación astral revela los puntos fuertes y débiles en la encarnación actual y nos puede ayudar a ver donde darán frutos fácilmente nuestros esfuerzos y en qué aspectos hay que cultivar tolerancia y paciencia para superar con éxito las dificultades, las tensiones y los obstáculos. No obstante, debemos siempre recordar que los planetas inclinan, no obligan. Es nuestra actitud, la que determina el resultado
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Soy vidente de nacimiento y utilizo el tarot como herramienta de trabajo, con mi energia y tu ayuda te enseñare a cambiar tu futuro para que obtengas el exito y la felicidad.

Yo hace años que utilizaba el trot pero me encontraba en situaciones que con solo el oraculo no podia ayudar mas, entonces empeze a investigar y vi que africa seria el situio ideal para ampliar mis conocimientos y decidi irme a un pais de alli. Para ellos la espiritualidad es una forma de vida, el introducirme a mejor dicho el que me aceptaran como a uno de ellos me costo mucho esfuerzo pero con perseverancia lo consigui, al principio lo pase mal porque no entendia el idioma (tenia interprete) y eran muy reacios a enseñarme algo que para ellos va pasando de padres a hijos, pero doy gracias a Dios porque me trataron como a uno mas de ellos. Empeze a relacionarme con los chamanes de la aldea y alli fue donde entendi el don que yo tenia y como canalizarlo y utilizarlo, con ellos aprendi tantas cosas... la satisfacion personal de ayudar a los demas a encontrar el camino de la felicidad.

Actualmente sigo viajando a ese y otros paises de africa principalmente para seguir ampliando mis conocimientos, que a lo largo de todos estos años me sirbio para ayudar a muchas personas y eso es lo que me da fuerza para continuar.

Yo definiria mi trabajo con una frase. TODO TIENE SOLUCION.

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don de la videncia, que poseo desde que tengo uso de razón, me permite percibir las energías de quienes viven en este mundo y también de los que ya no están con nosotros. Más allá de la vida, nuestros familiares y seres queridos nos protegen y se comunican con nosotros en sueños. El tarot me ha permitido desarrollar mis cualidades para poder ayudar a las personas a estar en paz ellas mismas y con los demás. Si tienes la sensación de que alguien te quiere enviar un mensaje, juntos podemos saberlo. pida su cita al tlf 959038208 666133963 o si desea escribirme :celesteespiritista@hotmail.com

BUEN CAMINO



Yo invoco la sublime influencia del Padre Eterno para obtener éxito y adelanto en todos los asuntos de mi vida y para allanar todas las dificultades que hayan en mi camino. Invoco la ayuda del Espíritu Santo, para que la buena estrella alumbre mi camino y me espante la mala sombra que me siga. Invoco al Dios de las Alturas, para que mi casa prospere, aunque mi empresa y mi persona reciba un mensaje de buena suerte, enviado por la Divina Providencia. ¡Oh, Gran Poder Oculto!, imploro tu suprema majestad para que me apartes del peligro, en el momento preciso, y para que mi camino se vea iluminado por el Faro de la Fortuna. Yo recibiré las infinitas bendiciones del Cielo. Creo en Dios Padre Todopoderoso. Amén.







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Olvídate de todo lo que sabes o lo que crees saber. Supera tus prejuicios! Ábrete a un nuevo horizonte. Soy Maria del Rocio, no me conoces, no me has visto en los programas nocturnos de televisión ni en anuncio de periódico. No soy de esas. Soy Vidente, en el sentido más antiguo, más autentico y más puro de la Palabra, yo no interpreto, yo VEO. No he necesitado formaciones acerca de las cartas o de la estrellas, yo nací así, con el Don. Preguntas tú, no yo. Con este mail no te voy a dar ninguna información porque no las tengo. Pero sí. Cuando tenga un contacto contigo, te hablare de las VISIONES que experimentaré focalizándome en ti. .